miércoles, 17 de abril de 2013

La cerradura...

                                  © Guillermo Asián

Lola.



Quería escribir y volvíamos a casa.  Ella miró el escaparate y se paró.
-Quiero hacerme un tatuaje- 
Golpeó el suelo suavemente con el tacón derecho y me miró sin dar tregua. La decisión estaba tomada.
Entró en el local empujando la puerta de metal con su mano izquierda y la seguí. Era de reacciones imprevisibles y eso me gustaba.
Observé al tipo tras el mostrador, que sonrío sin saber porqué.
- Quiero tatuarme aquí-  Señaló  su muslo a la altura del pubis y buscó algo en la bolsa de cuero que pendía del hombro.
-Y no quiero cualquier cosa, lo tengo claro-  Concluyó antes de que el tipo pudiera respirar. Sacó un paquete de  Marlboro y encendió un pitillo. Me lié el mío despacio, con tabaco holandés. No hacía calor, a pesar del verano.
-Quiero un corazón marcado con una línea, con una cerradura en el centro. Seguro que puedes hacerlo  ¿No?- No le dejó responder.
-Vamos, veo que no hay nadie y es muy sencillo. Ahora hago un boceto y te entonas-  Le sonrío. Ella sabía cómo hacer que un tipo como aquel perdiera el culo por uno de sus deseos. Movió las piernas un poco, como reteniendo la orina. Habíamos estado bebiendo toda la tarde.
- Seguramente podré hacer lo que pides con relativa facilidad-  Masculló por fin el calvo tatuado hasta los dientes.
Pasamos tras la cortina, y allí estaba aquella habitación repleta de dibujos en las paredes. Había uno muy chulo de Zsa Zsa Gabor, recreando una foto de los años 50. Y una foto enorme de una Harley con motor Panhead.  Recordé entonces la noche que me estrellé en Mérida contra una muralla  de piedra. Desde entonces no llevo la moto si bebo más de una botella de bourbon. Uno se hace prudente con los años.
Las tuberías sonaron y Lola salió del váter con cara de satisfacción. Comenzó a bajarse los pantalones un poco mientras el tipo se ponía los guantes de látex manipulando las agujas con habilidad. Me senté en un sillón de cuero viejo para ver el espectáculo. El lugar me gustaba. No demasiado recargado, no demasiado vacío, no demasiada luz y tampoco poca. Con su lupa iluminada y toda esa coña. En fin…
- Mira, así lo quiero- Le tendió un dibujo a mano que acababa de garabatear. Me levanté para husmear.
-Lo verás esta noche- Sonrío, indicándome con la mano que me sentara.
Se quitó las bragas estirándose en la camilla. El tipo sudaba. Comenzó a delimitar la zona con un rotulador mientras Lola se acariciaba el cabello. Miré sus pies perfectos y me hice un joint.
En la calle comenzaba a llover.

1 comentario:

  1. "Era de reacciones imprevisibles y eso me gustaba....."

    "..miré sus pies juntos y me hice un joint.."

    TF

    ResponderEliminar